Sed, invasión gota a gota ha sido filmada con un sentido estético propio que la despega del grueso de la producción documental didáctica de nuestros días. Pero, además, se hizo con la clara intención de invocar a una conciencia comunitaria siempre débil en nuestro país y, para ello, se juzgó pertinente la sobria utilización de ciertos símbolos de nuestra identidad o del pasado político.Los últimos testimonios, incluso, dejan poco lugar para la crítica partidaria. Resulta más que triste ver, gracias al montaje final, la ausencia de diálogo existente entre los actores políticos de un conflicto que ni siquiera llega a ser tal. Porque ¿qué pueden hacer una senadora jujeña, un grupo de pacifistas, una realizadora, un geólogo y un investigador correntino ante el poder de las multinacionales, el vacío legal y la interesada inoperancia de muchos legisladores y de la mayor parte del poder político?...
...Por nuestra parte, ir al cine a ver de qué se trata no será gesto pequeño.
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